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Foto periódico AM León, 2008. Aunque no era el primer muerto en mi experiencia paramédica, me hizo llorar por 3 días, sin saber por qué. |
Hoy en la era del Covid-19, ya
hasta aburre para muchos hablar de ello y sea lo que Dios o la Evolución mande,
o peor, lo que dicte la Oligarquía mundial, según los conspiracionistas.
Independientemente de quién sea
la mano que mese la cuna, no sobra ni es impedimento hablar nuevamente pero con
mayor profundidad sobre las neurosis, la histeria colectiva, el miedo, la
verminofobia, la misofobia, el pensamiento de muerte, el suicidio, las crisis
nerviosas y las crisis.
Una crisis no aparece por arte
de magia, ni de la noche a la mañana, ni por un descuido, ni por un accidente,
NO. Aunque las crisis puedan parecer inadvertidas para la gran mayoría, y para
otros muchos se ignoren adrede o por subestimación los signos, síntomas o los
índices de sospecha que advierten una inminente crisis, lo cierto es que son
provocadas por un serie de errores y/o acciones intencionadas en un periodo muy
largo de tiempo, dependiendo en dónde ocurra la crisis, esas acciones
equivocadas o deliberadas pueden llevar desde meses hasta años, hasta que tocan
precisamente el fondo, llamado “crisis”. Un divorcio, un despido, una
bancarrota, la violencia imparable, un sistema sanitario sobrepasado o
colapsado, etcétera; tuvieron sus signos o augurios en meses o años, y el
problema en muchos de ellos, es que no los quisieron ver, pues varias señales
eran totalmente evidentes. Lo mejor para todos como esperan los psicólogos en
general, es la resiliencia o sublimación por parte de los afectados, o sea, la
superación positiva de esa crisis o desastre, lamentablemente no ocurre así en
la mayoría de los casos, deviene definitivamente la separación de forma
agresiva, adicciones, suicidios. Muchos hemos cerrado los ojos cada noche
esperando todo se resuelva en la mañana, y no, nunca sucede.
Si hemos tenido una pandemia que
contrajo crisis económica y sanitaria, por lo anterior, no ha sido por motivos
inmediatos, ni siquiera de decisiones de últimos meses, si no de años, lustros
atrás: la subestimación de la Higiene, del Autocuidado, de los Planes de
Contingencias y la Medicina Preventiva,
o peor, ¿fue premeditado? Las crisis de manera inherente conllevan ansiedad,
depresión, estrés, neurosis en una palabra, que no son fortuitas, ¡es una
crisis! Por definición. El miedo y la histeria eran inevitables por acepción al
ser mundial, el problema espurio ha sido el miedo artificial que sin apuntar
sospechosos, inyectó miedo de más, afectando gravemente la economía de millones
de personas, la mortalidad, sin ánimo de menosprecio, no ha sido tan grave como
los daños colaterales que contrajo la enfermedad. Se lamentan los muertos, pero
personal y profesionalmente no más que los ocurridos por la violencia, la Diabetes,
las cardiopatías, el cáncer, el suicidio, o la malaria, cuyos números son hasta
hoy, inconmensurables contra los del Sars-Cov-2. Es irónico que los colegas
médicos, enfermería y paramédicos nos hemos burlado de los “peachitos” (PH =
paciente histérico), y cientos de ellos transiten por ese estado. El estrés y
la ansiedad son naturales, y en los colegas hospitalarios que enfrentan el
Covid-19, es normal; pero muchos hemos sido testigos que cientos de ellos
fueron más lejos, y se convirtieron en vectores del miedo, que mata más que
quien debe asesinar.
A casi ocho meses de haberse
implementado la norma oficial 035-STPS-2018 sobre los riesgos laborales
psicosociales, y de la Objeción de Conciencia legislada en Nuevo León (art. 10
bis de la Ley General de Salud) que permite al personal médico y de enfermería
negar la atención a un paciente, si dicho procedimiento va en contra de su
ética personal; hoy en esta era coronavirus, invoco dos hechos que atestiguo
subestiman la atención psicológica de rutina y la intervención en crisis para
el personal sanitario y de emergencias:
1)
La
ONG Médicos Sin Fronteras según cuenta su propio personal y que puede ser
verificado en su página Web, remontan su origen al Comité Internacional de la
Cruz Roja, de donde parte de sus fundadores fueron integrantes. El motivo de su
separación del CICR y fundación de una organización independiente, fueron los
Principios Fundamentales de la Cruz Roja, sobre todo la neutralidad, aunque
irónicamente siga formando parte de los Principios de MSF. Todo personal de la
Cruz Roja y Media Luna Roja en todo el mundo presta su ayuda de manera
humanitaria, imparcial y neutral, es decir, no forma partido ni se ocupa en
denunciar a los malos, se concentra exclusivamente en ayudar a las víctimas,
sean quien sean. En aquella ocasión, los 70s del SXX, personal del CICR siendo
testigos de actos de Lesa Humanidad, no pudieron resistir denunciar
públicamente el genocidio, en contra de los Principios Fundamentales de la Cruz
Roja. Personalmente ambas instituciones son apoteósicas e incuestionables en
sus principios. Si denuncian que bien, si no, que bien también.
Esta historia evoca la crisis
psicológica y ética por la que atraviesa el personal de la Salud y de
emergencias en sus lugares de trabajo, que reclama a gritos chequeos
psicológicos de rutina y por supuesto de la intervención en crisis, cuando el
personal trabaja bajo presión en ambientes hostiles.
2)
Al
menos los Técnicos en Atención Prehospitalaria o equivalentes, llamados
popularmente “paramédicos”, y quiero creer que también los cuerpos de bomberos,
policías, y soldados, sobre todo, que por formación están expuestos a
escenarios lúgubres y violentos, es tema de capacitación las reuniones y citas
psicológicas ordinarias y extraordinarias debido precisamente a las neurosis
inmanentes de su labor, a parte de su vida personal. Soy testigo desde 2006 que
me formé como paramédico, que al menos en los colegas y corporaciones que
conozco de servicio de ambulancia y hospitales, nunca se ha llevado a cabo el
chequeo sicológico de rutina, ni después de eventos aciagos.
Por
estas cuatro razones, la norma, la ley, MSF y el tema de curso, echándole limón
a la herida, recordando que el suicidio es una de las primeras 3 causas de
muerte en todo el mundo entre los 15 a los 45 años, y porcentaje de ellos son
personal médico y de emergencias. Dando fe que el Estado y sus gobiernos de sus
3 órdenes han sido negligentes con su propio personal sanitario y de emergencias,
que abonan otra prueba a la reprobada Medicina Preventiva, al subestimar la
salud mental de nuestros compañeros. Aquí en Guanajuato solo entre colegas
sabemos sobre suicidios de compañeros que se evita divulgar en medios de comunicación,
como causa de muerte. No son cientos de suicidios, ni siquiera representan un
porcentaje “preocupante”, pero aunque no haya muerto alguno por esa causa, así
como los extintores, no importa si nunca los usamos, la mente ocupa
mantenimiento, la atención psicológica de rutina y extraordinaria tiene que
existir y de manera obligatoria en todo personal médico, enfermería,
paramédico, trabajo social, policías, bomberos, para que ninguno, ninguno muera
solo.
Salud total y que todo sea para bien.