Medicina Preventiva, reprobada institución mexicana.

Guillermo Robledo
Presidente de la Alianza de Paramédicos y Rescatistas del Estado de Guanajuato
Consultor y Capacitador en Protección Civil
17.04.2020 Mx

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Quise titular este artículo de “opinión” como “otro gran fracaso mexicano” (y por extensión del mundo), pero temo equivocarme, más bien quiero equivocarme y creer que todo lo que evocaré e invocaré en seguida no es tan malo, que exagero, que si volteo veo muchos avances sociales y médicos en nuestro país, nuestras entidades, nuestros municipios. Quiero creer…

Desde finales de febrero y todo marzo 2020, la mayoría de mis colegas personal de salud y de emergencias que conozco, han estado chingue y jode con el “quédate en tu pinche casa”, y empeoran si son opositores del gobierno federal a quien han acusado desde 2019 de falta de medicamentos, y del fallido incipiente Instituto Nacional del Salud y Bienestar (INSABI) en lugar del conocido como Seguro Popular; de no tomar con seriedad la pandemia por el SARS-cov-2 declarada por la OMS, que no hay insumos ni Equipo de Protección Personal suficientes, o que es inapropiado; no hay suficientes camas, no hay suficientes ventiladores; que el presidente desatiende las medidas preventivas y que se protege religiosamente con amuletos; generando alarma y hasta histeria colectiva por un inevitable colapso hospitalario y social del Sistema Nacional de Salud, como ha ocurrido en España, Italia y Francia, máxime, que fueron rebasados en su respuesta ante la emergencia (o más correcto “desastre”) . ¿Por qué están tan alarmados? ¿Por qué esa crisis nerviosa de ansiedad? Parecen preguntas estúpidas con los ejemplos antes mencionados, así que replantearé: ¿por qué hasta ahora están tan alarmados y se esfuerzan por invocar la profilaxis y evitar el desastre sanitario en nuestro país, cuando las cifras no cuadran en los últimos 20 años  con las emergencias y morbimortalidad relacionadas con la Diabetes mellitus, cardiopatías, los tumores malignos, y precisamente las enfermedades respiratorias; como los principales y graves problemas de sanidad en todo el mundo y México?

Hechos que se invita al lector inquisitivo investigar a profundidad que demuestran la reprobación del Sistema Nacional de Salud en materia de previsión social, representado principalmente por el personal sanitario y de emergencias:

1.       En 2016 el Dr. José Narro Robles ex Secretario de Salud federal, declaró la emergencia nacional sanitaria por Diabetes mellitus. No hubo alarma ni histeria por parte de mis colegas, no hubo quejas gremiales ni en redes sociales por falta de insumos ni medicamentos, por colapso del sistema de salud, no hubo cuarentena contra consumo de lípidos y carbohidratos, no hubo profilaxis, cuando:
2.       Los sindicatos, el robo hormiga y los diabéticos, son los tres principales sumideros de egresos del presupuesto nacional en salud.    
3.       De 2000 a 2019 hubo entre 40 mil a 100 mil defunciones  anuales relacionadas con la Diabetes. ¿Cuántas emergencias diabéticas por fallecimientos?
4.       De 2000 a 2019 hubo entre 70 mil a 180 mil muertos anuales por enfermedades cardio y cerebro vasculares. ¿Cuántas emergencias cardiogénicas por fallecimientos?
5.       De 2000 a 2019 hubo entre 14 mil a 25 mil occisos anuales por enfermedades respiratorias infecciosas, y entre 15 mil a 25 mil por no infecciosas. ¿Cuántas emergencias respiratorias por difuntos?
6.       De 2000 a 2019 hubo entre 23 000 a 70 000 fallecimientos anuales por tumores malignos o cáncer. ¿Cuántas emergencias por defunciones?
7.       Como paramédico voluntario de 2007 a 2013 en la Cruz Roja Mexicana de León, Gto., Como derechohabiente y usuario del IMSS y hospitales públicos, he sido testigo de cómo las salas de emergencia han sido saturadas frecuentemente, falta personal, no hay camillas, los pacientes son distribuidos por pasillos, no hay insumos, ni medicamentos, en los últimos 20 años.
8.       He sido testigo que los hospitales públicos (IMSS, ISSSTE y Seguro Popular) carecen de medicamentos, te hacen regresar o simplemente lo niegan. Las consultas con especialistas pueden durar en agenda entre 2 a 6 meses.
9.       He sido testigo cómo los gobiernos de los tres órdenes han usado la Cruz Roja Mexicana como vanguardia de las emergencias extrahospitalarias y desastres mediante el servicio de ambulancia y socorristas. Cada municipio tiene de base una o varias ambulancias de urgencias de la Cruz Roja, que es la institución que se lleva los vituperios en lugar de las instituciones de gobierno ante su incumplimiento de protección de la salud, y sobre todo en las emergencias.
10.   El Estado de Guanajuato tiene un Sistema de Urgencias (ambulancias) que lo menos que ha hecho, es atender precisamente urgencias. Y otras entidades tienen el mismo problema. Los municipios tienen de una a cuatro ambulancias para atender emergencias. CDMX tiene aproximadamente 40 entre estatales y de grupos voluntarios, pero son más de 15 millones de habitantes. León, Guanajuato, tiene actualmente entre 6 y 10 ambulancias para emergencias, pero somos casi 2 millones de habitantes.
11.   La Protección Civil, siendo un servicio sanitario y preventivo; se le ha subordinado a la Seguridad Pública (policía) y como servicio reactivo. A pesar de que se sugirió la conformación de Sistemas Nacionales de Protección Civil desde 1946, en México se implementó desde 1986. A pesar de que un Programa Interno de Protección Civil en principio debe ser idéntico en todo el país, cada municipio exige a su gusto su formación.
12.   Los cursos de Primeros Auxilios fueron tipificados hasta 2013 en norma oficial, y aún así, la mayoría de empresas piden y contratan colegas que los impartan en 1 o 3 horas, y en algunos casos haciendo dinámicas inútiles para su propósito de brigadistas y primeros respondientes.
13.   Solo ha habido 2 manifestaciones importantes de personal sanitario en México, en 1967-68 y en 2019-20, que han enfrentado a la presidencia de la República, por falta de equipo, pero sobre todo de pagos, y ahora también de seguridad.
14.   La promoción de la salud, la previsión social y la prevención, no han tenido la difusión sistemática, que no sean las semanas nacionales de vacunación, quizá sobre el dengue (el zika y chicungunya) de manera eventual. No ha tenido  voceros vocacionales reconocidos, salvo la desprestigiada y famosa Lolita Ayala, y menos que sean voluntarios y por solidaridad hasta estos 2018-19, entre uno a cinco difusores por redes sociales virtuales.
15.   México es el país, y León, Guanajuato, la ciudad con mayor cantidad de alacranismo en todo el mundo respectivamente, desde “siempre”. Y al mismo tiempo, si México y León no tienen el mejor laboratorio y los mejores investigadores y médicos expertos en arácnidos ponzoñosos, son de los mejores en todo el mundo, que han logrado disminuir la mortalidad por alacranismo y aracnoidismo en números espectaculares en los últimos 40 años. ¿Cómo se explica esta situación contradictoria?
16.   México, un país de mandas religiosas y sus respectivos milagros a la Virgen de Guadalupe, la Generala, la Virgen de San Juan de los Lagos, San Judas Tadeo, San Benito Abad, la Santa Muerte, san Juan Soldado, san Martín Malverde, los hosroscoperos de la tv; que cree que la Coca Cola alivia la presión baja, que cree que el bolillo evita la Diabetes originada por un susto; que se automedica preguntando al de la tienda qué tomar o al joven de la farmacia. Que se unta manteca para el empacho, que toma café y otras cosas peores contra el veneno de alacrán. Que se unta mostaza en una quemadura, que cree en el mal de ojo, que no le da importancia a la Educación Física y Deportiva, que tiene más de 40 millones de pobres que no tienen para comer nutritivamente como se recomienda; que somos de los primeros cincos países con más obesos…

Ante al menos estos 16 hechos que el lector puede corroborar, vuelvo a preguntar, ¿por qué hasta ahora el personal sanitario se esfuerzan por prevenir de forma personal y voluntaria un desastre por Covid-19? ¿Por qué hasta ahora se quejan? ¿Cómo explican que pronostican miles de enfermos hospitalizados y otros millares de muertos por Covid-19, cuando en 2018 hubo al menos 250 000 fallecidos por diabetes, cardiopatías y enfermedades respiratorias, entre ellas más de 27 000 por neumonía y casi 400 por influenza; y al menos tres veces más emergencias por esas morbilidades? ¿O sea para estas emergencias sí hubo suficientes camas, ventiladores, medicamentos, insumos, personal y ambulancias para atender más de 700 mil pacientes en situación de emergencia? ¿Cuántas de esas emergencias llegaron o cuántas debieron llegar a terapia intensiva? ¿Por qué? Estas cifras no cuadran y están disminuidas adrede por mí, ante mi sentimiento original de incredulidad, peor esconden algo macabro en el sistema y entre los colegas. Pero no destaparé más las coladeras en salud municipal, estatal y federal usando el ácido Covid-19. Por cierto ¿qué hace la Dirección Municipal de Salud?

Conclusiones:

El avance de la Medicina no se aprecia exclusivamente por el perfeccionamiento de técnicas y conocimientos profesionales, mejor tecnología y herramientas, o desarrollo de la farmacología; en definitiva el mejor indicador hasta hoy menospreciado por políticos, académicos y personal de la salud, es la cultura sanitaria de una población.

La cultura sanitaria de una sociedad, a diferencia de conclusiones parciales de organismos internacionales o académicos, no se reduce a la esperanza de vida y su incremento en los últimos 60 años, que si bien es una consecuencia del avance médico, ha sido sobre todo por imposición y coercitividad gubernamental y de Estado: la vacunación, el IMSS, ISSSTE, la regulación medicamentosa, y el sistema de emergencias, son ejemplos de esa coacción expresa en el artículo 4to de la Constitución Política, como una obligación del Estado Mexicano de proteger la salud del individuo, mediante un Sistema Nacional en sus tres órdenes de gobierno.

No es “cultural” algo que se impone. Obligar a usar IMSS, ISSSTE, vacunas, o el manejo de medicamentos, ha incrementado la esperanza de vida del mexicano, cierto, pero no por mérito o convicción personal. Inherente de la cultura es la libertad-de, y tener esa libertad de elegir lo correcto por convicción y mejor aún con fundamentos, es lo que refleja los principios positivos personales y colectivos de cultura sanitaria: comer bien, dormir bien, hacer ejercicio o deporte, higiene personal y de casa, chequeos médicos, vacunación, aprender primeros auxilios y brigadismo, no automedicarse, donación de sangre y órganos, seguridad vial, protección civil y gestión ambiental; son acciones que siendo voluntarias, reflejan la cultura individual y comunitaria. Que no se ve en el común de la sociedad mexicana, y que mucho menos los colegas de “Salud” no han promocionado vocacional y voluntariamente en décadas.   

Una sociedad sana no es la que más médicos, enfermeras, hospitales y ambulancias tiene, sino la que menos necesita.

La Salud no está en hospitales, en ellos solo hay enfermedad, decrepitud y muerte. La Salud está en las deportivas, en la educación física, en la gastronomía, en las Bellas Artes, en las escuelas.

Las escuelas de enfermería y sus egresados han subestimado el Autocuidado, propio de su profesión, enfatizado por Florence Nightingale. Las escuelas de Medicina y sus egresados han subestimado la Higiene, tanto doméstica (Medicina Familiar) como laboral (Medicina del Trabajo), heredada por Ramazinni, Semelweis y Peter. A la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, y las Coordinaciones de Protección Civil, les ha despreocupado la importancia de los cursos para la formación de brigadas de emergencia y la autoprotección, cuando su misión es ser y formar preventólogos, y no correctivos de accidentes o siniestros. La mayoría de colegas que he conocido, como egresados no buscan ejercer su vocación sino trabajar para el Estado y sus instituciones públicas, les ocupa más un buen sueldo y una buena pensión, que si bien tienen derecho, pero queda evidenciado con todo lo expuesto, que la prevención no les ha importado en lo más mínimo, y menos si no les pagan por hacerlo.

El Status quo sanitario está mal, aunque no lo acepten gobernadores, alcaldes y presidente de la república, el Covid-19 ha sido el fiscal que ha mostrado que los colegas en Salud no han hecho la labor preventiva que ahora reclaman y pretenden a su vez quedar como héroes y víctimas de su corresponsabilidad.

Colegas, tienen mucho qué explicar, los números no cuadran, su histeria y actitud deja mucho qué desear para alguien que los conoce bastante bien.